Hoy empieza el Carnaval de verdad. El de la calle. Y, a partir de hoy, las panderetas de los componentes de la comparsa «El perro andalú» no van a dejar de sonar por los rincones de su ciudad. Esa pandereta que evoca «El mañana efímero» de Antonio Machado.
También pasearán con sus collares de perros que representan al poema del «Niño Yuntero» de Miguel Hernández.
Lo que seguramente no carguen sea el forillo que representa las ocho provincias andaluzas, gran tributo a aquel proyecto llamado La Barraca creado por Lorca para llevar las grandes obras de la literatura al pueblo rural, que no disponía de medios para acercarse a ellas.
Hace poco me compré un poemario, da igual de qué autora, eso no viene al caso. Pero cuando lo palpaba antes de empezar a leer, experimentaba una especie de temor. Ese temor que se siente cuando sabes que algo tiene capacidad para agitarte y agotarte, pero no sabes si estás en el mejor momento para exponerte.
Eso también me pasa con ciertas comparsas. Eso me ha pasado este año con El perro andalú de Antonio Martínez Ares. Y es que, a veces, el carnaval es poesía.
Tenía que ser la octava vez que hablo de literatura y carnaval en este blog para mostraros esta comparsa compuesta por mujeres, cosa bastante rara aún hoy día en el Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz.
Ellas son de una localidad sevillana llamada Alcalá de Guadaira de la que puedo dar fe que hay mujeres irrepetibles.
Su tipo (disfraz) hace referencia a los libros que forman parte de nuestra historia. Y eso no es todo. Su segundo pasodoble levantó al teatro dedicado a la víctima de la dichosa manada.
Esto no es un guiño a la literatura, es una reverencia.
PD. Yo babeo me emociono con la actuación completa. Os dejo el link aquí
Estos últimos días aún navideños he estado leyendo a Quiñones de casualidad. En concreto su obra «Las mil y una noches de Hortensia» o «La Legionaria» que se ha cruzado en mi camino. Se trata de un monólogo de una prostituta gaditana de 54 años que explica a unos invitados su iniciación sexual y sus historias de prostíbulo.
No he podido evitar acordarme de este pasodoble que comparto en homenaje al escritor con autoría de Antonio Martínez Ares en 1999 con su agrupación llamada «Los Templarios» donde se cuenta el recibimiento del poeta gaditano por San Pedro a las puertas del cielo.
He crecido viendo la película Mary Poppins y apuesto que muchos de vosotros también. Me quedaba embobada con su bolso y su paraguas mágico.
La novela, que fue publicada en Londres en 1934, fue el primer éxito literario de Pamela Lyndon Travers. Le siguieron una serie de cuatro secuelas (la última escrita en 1988).
Disney realizó la adaptación musical de la obra que todos conocemos en 1964. Aunque la autora fue asesora de la producción, el personaje de Mary Poppins en la película difiere de la concepción original de Travers y esta fue la causa por la cual no autorizara la adaptación de las cuatro secuelas siguientes de la novela, pese a los intentos de Disney en persuadirla.
Os dejo una adaptación un tanto peculiar desde el carnaval de Cádiz. ¡Espero que os echéis unas risas!
Cuando abro un libro
abro un mar de pensamientos
es una herencia
que nos da la humanidad.
Cuando abro un libro
lentamente yo digiero
alimento para el alma
y otra forma de soñar.
Hoja de ruta
de colegios y facultades,
es el diario
del que sale a navegar,
testigo de la historia
hace al hombre ser más libre
y es la novela
que te hace imaginar.
Con un libro he reído,
con un libro he llorado
en un libro se ha escrito
la Constitución,
los derechos humanos.
Un libro es el registro
de un nuevo nacimiento,
es calma para un niño
si está en forma de cuento.
Y es letal
el arma más temida
por el gobernante
capaz de manipular,
la pólvora y la mecha
revolucionaria que la democracia da
y hay libros que propagan
la ira en el humano
y es letal
cuando un libro sagrado
incita al terrorismo
a fieles y a creyentes,
cuando hace tanto daño
a seres inocentes
que a otra fe defienden
un libro es tan potente
que lo mismo te da vida
igual que te da la muerte.
A ti chaval de tele y consola, deja la Play que quiero hablar contigo, mira pacá que esto sí que mola, si no te suena se le llama libro. Hace lo que no hace la Wii ni la X- Box, cuenta aventuras pero con tu propia voz, y lo puedes parar y también dar pa atrás, no lleva cables ni electricidad. Con él puedes viajar, puedes volar también, cambiar la realidad o el tiempo retroceder y al personaje le pones la cara que tú le quieras poner. Dale tu mano y verás, verás, verás, verás, que no hay amigo mejor, si lo miras te da todo lo que encierra en su interior. Dale tu mano y verás, verás, verás, verás, un amigo de verdad que su palabra mantiene y nunca la va a cambiar, tiene tanto que ofrecer que por la noche la gente hasta se acuestan con él. Tantas cosas puede ser, compañero de viaje, caja fuerte del ayer, es el chispazo que enciende la conciencia y el motor y el primero que va al fuego cuando llega un dictador. Sólo depende de ti, esto no es obligatorio, no lo tienes por qué abrir, déjalo quieto en un mueble y verás que mono queda, pero el que no ha cogido nunca un libro puede acabar como Belén Esteban.
.
Antonio Pedro Serrano y Tino Tovar Ricas y maduras, 2011
Tal era la pasión de Federico García Lorca por el teatro que lo definía como “la poesía que se levanta del libro para hacerse humana”.
Acercar las obras de la literatura clásica al pueblo fue una de las premisas que guiaron el nacimiento de La Barraca, la compañía de teatro universitario, creada durante la Segunda República, dirigida por el dramaturgo Eduardo Ugarte y el propio Federico.
Esta comparsa homenajea aquel proyecto ambulante desde el carnaval de Cádiz con este precioso pasodoble.
La luna gira en el cielo
sobre las tierras sin agua;
mataron a Federico,
mataron a Federico;
cinco de la madrugada.
Yo me subí a un pino verde
a ver si los divisaba;
el aire trajo la muerte
del poeta de Granada.
En el café de Chinitas,
entre Paquiro y Frascuelo,
y mirando fijo al cielo,
intentaba brindar por tí.
Un muñeco, yo sólo soy un muñeco,
que ha quedado en su Barraca
con cien años de recuerdos.
Por los teatros del mundo,
entre romances y cantes,
y entre aromas de canela,
siguen tus Bodas de Sangre,
siguen tu Bernarda Alba
y Marianita Pineda.
Que yo me la llevé al río,
creyendo que era mozuela,
pero terminé llorando
con Rosita la soltera.
Preciosa tiró el pandero
y buscó sin descansar
al Antoñito el Camborio
para decirle al oído
que se llevan al poeta,
que llevan a Federico
para enterrarlo con sus poemas,
para su pluma borrar.
Verde que te quiero verde,
verde viento verde rama,
siempre sonarán los versos
del poeta de Granada,
al que rompieron el alma,
al que rompieron el alma,
al que rompieron el alma
una oscura madrugada.
Visitando Verona, no he podido resistirme a compartir otro trocito de carnaval. Tomando como referencia la famosa obra de Shakespeare, este grupo chirigotero ofrece su simpática y gaditana versión de Romeo y Julieta.
Cualquiera que me conozca sabe que escucho coplas de carnaval durante todo el año. La crítica social y política cantada por voces trabajadas durante meses me puede tener horas saltando de pasodoble en pasodoble mientras hago mis tareas.
Humor, ironía, acordes… Para mí, gaditana enamorada de su tierra, es todo un espectáculo. Además, es historia cantada en manos del pueblo. No se le puede pedir más.
Hay muchas referencias literarias en el carnaval y se me ha ocurrido ir compartiéndolas de vez en cuando.
Esta misma tarde en una reproducción aleatoria me he encontrado con este vídeo de una copla dedicada al escritor Rafael Alberti, que se encuentra en el Teatro Falla ese mismo día, allá por el año 1994.
Eres una reliquia, Rafael, pa tus paisanos,
marinero en tierra, patrón de la libertad.
Llevan tus cabellos reflejos de la Bahía,
de tanto que la querías
se convirtieron en sal.
Naciste en el Puerto,
a la sombra de una barca,
y entre las retamas
y chumberas estacandás,
por entre pinos y veredas
de esta tierra marinera,
donde todos sus caminos te conducen a la mar.
La mar que es el mar de Cádiz,
sus barcas y su Bahía;
cuántas veces en el exilio
soñabas volver algún día.
La pluma que quiso manchar tu nombre
yo le digo que no es hombre
si para ganar dinero se inventó tantas patrañas.
Tu vida y tu obra se conocen
y tu logro Honoris Causa así te lo reconoce.
Sabes que quisieron en tu ausencia
enamorar tu Bahía
y a todos decía:
no quiero amores,
que mi corazón lo tengo
guardado de noche y día;
mi amor es de un marinero,
mi amor es de un marinero
de El Puerto Santa María.
Letra y música: Joaquín Albert Gálvez / Vicente Esquerdo Oliva