Entre mis gustos literarios, el teatro compone una parte importante. Por eso cuando vi la serie «La otra mirada» no pude resistirme a leer la obra que un grupo de chicas representan. Escrita en 1879 por Henrik Ibsen, se ha catalogado como una de las primeras obras teatrales con tintes feministas. Y esto a mi me huele un poco a podrido.
Quizás fuera la primera obra feminista con repercusión pero me aventuro (y me recreo, para qué nos vamos a engañar) pensando que hubo alguna mujer anteriormente que dijo lo mismo o más y pasó a mejor vida sin pena ni gloria.
En cualquier caso Ibsen (parece que esto viene de lejos) no quiso ser etiquetado como feminista (palabra maldita para muchos) e hizo su disclaimer en una conferencia en Noruega. (Ay, Ibsen… con lo bien que ibas)
«I must disclaim the honour of having consciously worked for women’s rights…to me it has been a question of human rights.»
Casa de muñecas es una crítica brutal a las normas matrimoniales del siglo XIX que al parecer, causó gran controversia por poner en tela de juicio a la familia. Repito que fue publicada en 1879.
Su protagonista, Nora, se presenta como una mujer caprichosa que disfruta con el paternalismo condescendiente de Torvaldo, su marido. Lo cierto es que ella se ve forzada a pagar una deuda que contrajo a espaldas de éste para salvarle la vida. Este secreto llega a un tercero que le chantajea y amenaza con contarlo.
Finalmente, aunque hayan mediado otros personajes para que el secreto no salga a la luz, Torvaldo acaba enterándose de todo y juzga duramente a Nora.
Con la información que había leído antes de empezar la obra no me cuadraba que fuese catalogada feminista, ya que los dos primeros actos son más bien ñoños y llenos de clichés. Es en el tercer acto cuando Nora toma las riendas de su vida y la decepción no la deja seguir como siempre. Las páginas finales son abrumadoras.
Si pienso en el momento que empecé a leer fervientemente creo que fue cuando falleció mi padre. Gracias a él siempre arrastré amor por los libros, pero era una afición discontinua, más equilibrada quizás y menos obsesiva.
La lectura, desde entonces, se ha convertido en un bálsamo. Un bote salvavidas que a veces hace de refugio, otras de escondite, otras de ventanas por las que saltar, pero también en algo estrictamente necesario en TODOS mis días. Aire.
Me recomendaron «La ridícula idea de no volver a verte» de Rosa Montero hace más de un año (diría que incluso dos) y a mi me parecía meterme en la boca del lobo por tratar el duelo y la pérdida. Por mucho que se haya suavizado el dolor a veces despierta repentinamente y te invade una sensación de vértigo desesperante. Así que compré el libro y lo aparqué, para cuando estuviese más fuerte (ilusa).
Lo empecé en un repaso de estantería y, sorpresa, lo he leído en dos sentadas. Rosa Montero a través de los diarios de Marie Curie tras la muerte de Pierre, reconstruye la vida de la científica y todas las dificultades que encontró en el camino mientras las radiaciones la estaban destruyendo.
Sinceramente, a mí la ciencia no es un tema que me apasione pero ¡qué interesante! Se cuentan detalles muy curiosos tanto biográficos como de la sociedad en la época, sin necesidad de conceptos ni estudios previos.
No deja de ser un ensayo en el que la autora limpia sus lágrimas tras la pérdida de su marido. Pero, sin menospreciar este segundo plano, (que en realidad es el origen del texto) el duelo de Rosa parece intrascendente por la inevitable comparación con los acontecimientos en la vida de los Curie.
¿Recomendable? Mucho. Nadia casi siempre acierta. Gracias gallega.
Este fue el primer plato fuerte de 2018. Empecé suave el año, con lecturas fáciles y cómodas para mis prejuicios. Pero llegó la violencia que Despentes vertió en este libro. Ella misma afirmó en entrevistas, con cierta perspectiva, que actualmente no escribiría Teoría King Kong en ese tono hostil y de odio que desprende.
Había sido censurada la adaptación al cine de su libro Fóllame, que había guionizado y dirigido junto a Coralie Trinh Thi, y estaba enfadada con el sistema y eso se nota. Mucho.
A modo de autobiografía Virginie pone encima de la mesa muchos temas como la cultura de la violación (el rechazo al silencio y al recato que se supone que la víctima debe guardar), la prostitución, el matrimonio, la represión del deseo, el gusto por la sumisión y el feminismo, la pornografía, entre otros. Todos ellos tratados con mucha crudeza. Sin edulcorantes ni filtros, utilizando el libro como su espacio íntimo de desahogo.
Da puntos muy válidos, otros que no lo son tanto. Pero en ambos casos, te obliga a reflexionar sobre realidades que a mí, desde mi posición y circunstancias, no se me han planteado de otra forma.
Y desde el momento en que lo terminé supe que necesitaba releerlo para volver a tener de frente esas realidades y crearme una opinión más abierta. Y lo haré, pero a saber cuando.
Al no estar activa por aquí los últimos meses, no sabía cómo hablar de todo lo que he leído este tiempo atrás. Por tanto, he ido aplazando el momento hasta hoy. La bola de nieve está enorme, qué se le va a hacer.
Así que, inspirada por el reto 30 días 30 libros, haré una especie de diario durante un mes, en el que iré hablando de los libros que he leído durante este año para así contrarrestar la ausencia.
No seguiré ninguna pauta, simplemente iré presentando los libros que hayan dejado algo interesante que resaltar desde mi punto de vista. Tampoco serán reseñas, nunca hice un análisis exhaustivo de mis lecturas. Mejor llamarle impresiones o recuerdos que, al final, es lo que queda.
No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías, vienen a continuación.
Pienso que el comienzo de un libro es fundamental. Si un libro en su primera o segunda página no me dice algo interesante y/o estimulador difícilmente siga la lectura con ánimo de acabarla. De ahí la interminable lista de libros empezados que tengo y que nunca acabaré.
No es el caso (como se aprecia en las primeras líneas) de El mito de Sísifo de Albert Camus. Terminé su lectura hace unos meses y necesitaba recordarlo con cierta perspectiva para hablar de él. Es aquí donde el autor desarrolla su idea de «hombre absurdo» y reflexiona sobre la religión, el amor, el arte y, en definitiva, todas las razones por las que el hombre encuentra sentido en su vida. O no.
Un hombre que adquiere conciencia de lo absurdo queda ligado a ello para siempre. Un hombre sin esperanza y consciente de no tenerla no pertenece ya al porvenir. Esto es natural. Pero es natural también que haga esfuerzos por liberarse del universo que él mismo ha creado.
He leído ya varias obras de Camus hasta la fecha y es en El mito de Sísifo donde se retrata perfectamente esa filosofía que le caracteriza.
Alguien que desarrolla la idea de que «si el mundo fuese claro no existiría el arte» o «el pensamiento de un hombre es, ante todo, su nostalgia» me tiene ganada. Pero es que encima hace un guiño final a Kafka que corona el ensayo.
Desconozco si las condiciones de lectura pueden influir mucho en la experiencia de ésta. Yo leí este libro en un viaje durante horas de transporte público, aeropuertos y colas de espera. Será por eso que también le cojo un cariño especial a los buenos libros que me sorprenden durante el trayecto.
Pero junto con éste, hubo dos más (muy reputados por cierto) en ese mismo viaje. En concreto El coronel no tiene quién le escriba de Gabriel García Márquez y Demian de Hermann Hesse. No me gustaron especialmente, ni puedo compartir la idolatría que existe hacia ellos. Sin embargo, Camus me tuvo ensimismada con reflexiones y planteamientos sin el misticismo de Hesse ni el realismo mágico de Gabo.
¿Habéis leído este libro? ¿Os afectan las condiciones externas en la experiencia de lectura? ¿Qué obra es, para vosotros, la mejor de Albert Camus?
Febrero, a pesar de su brevedad, ha venido cargado de lecturas. La lluvia ha sido un complemento perfecto para, sobre todo, adelantar mucho el Reto Lorca 2018. Han sido cuatro los libros que me han acompañado en este último mes. Y son los siguientes:
Teatro completo, F. G. Lorca, Ed. Galaxia Gutenberg
He leído las diez primeras obras de teatro que el poeta granadino escribió entre 1919 y 1931. Antes del reto ya había releído algunos de sus textos más famosos como Bodas de Sangre, Yerma o el Romancero gitano. Pero, es cierto que, todos estos pertenecen a su madurez.
Por tanto he descubierto a un jovencísimo Lorca que experimenta, desde su único guión cinematográfico Viaje a la luna (1929) adaptada al cine por el pintor Frederic Amat (aquí su making of y más datos sobre la obra) hasta Mariana Pineda basada en la vida de una mujer andaluza que apoyó la causa liberal en la restauración absolutista de España del siglo XIX. También he reído con Los títeres de Cachiporra y he vuelto a la zalamería de La zapatera prodigiosa. No me gusta todo por igual (por supuesto que no), pero me parece un teatro muy simpático y alegre en el que se no se deja de retratar costumbres y lastres de la España rural de la época.
Nota: La edición que estoy leyendo está bastante completa y tiene muy buen precio. Yo lo compré en una librería pero también está disponible en Amazon.
Lo que te diré cuando te vuelva a ver, Albert Espinosa, Ed. Grijalbo
Un padre y un hijo emprenden juntos una búsqueda desesperada. Durante esta búsqueda se va a intercalar el pasado de ambos y de cómo éste ha influido en su relación actual.
Me regalaron este libro sin esperarlo y cuando vi el formato pensé «estupendo para una tarde» y exactamente, me duró una tarde. Fue una de las primeras lecturas del mes y, sinceramente, aunque tengo la sensación de que el autor pretendía ser directo y crudo, creo que ha conseguido todo lo contrario: demasiado sentimentalismo. La historia no está mal (tiene algún buen giro) pero no es mi estilo. Disfruto más con la narración fría y distante, sin mucha floritura. Desconozco sus demás obras pero tampoco me crean curiosidad. Lo peor de todo es que se repiten frases hechas hasta chirriar. Uno y no más, santo Tomás.
Pájaros a punto de volar, Patricia Highsmith, Ed. Anagrama
Ni crimen ni suspense, Pájaros a punto de volar es una recopilación de relatos psicológicos de la creadora de Mr. Ripley. En ellos, aparentemente, no pasa casi nada pero están tan magistralmente contados que te envuelven. Prefiero esto a que me chirríen las expresiones repetidas. No obstante me quedo con su novela negra y voy a seguir por ahí. Para relatos de este tipo escogería a Clarice Lispector o Alice Munro, por ejemplo.
La peste, Albert Camus, Ed. Edhasa
El escritor y filósofo francés narra cómo la peste llega a Orán en los años cuarenta y describe la catástrofe desde el punto de vista de varios personajes. Entre ellos hay un doctor, un periodista, un cura, un juez… Y así, vas viendo diferentes comportamientos que van desde el que se abandona para ayudar a los demás, hasta el que aprovecha la situación para sacar tajada. Como no.
Uno de mis grandes descubrimientos de 2017 es Albert Camus. Esta es la tercera obra que leo de él, después de El extranjero y El mito de Sísifo. Mientras que estas dos tienen un aire trágico y fatalista de la condición humana (filosofía del absurdo o existencialismo), La peste se presenta con la esperanza de que la solidaridad es posible.
La carencia que le veo es la ausencia de personajes femeninos. Apenas se nombra una «madre de» y varias «mujeres de». Y reconozco que yo, hace poco más de dos años, no habría reparado en esto. Pero cada vez me voy encontrando (concienzudamente) con personajes femeninos brutales y me han faltado aquí. Encima, creo que es un tema muy bueno para tocar en esta novela. Me imagino que dada la magnitud de las epidemias y cuando el número de muertos es tan elevado los roles de género tienden a desaparecer. Os invito a ver el documental «Viaje a la Edad Media – La peste negra» en el que el reconocido escritor Ken Follet explica su estudio y documentación para escribir Un mundo sin fin. Ahí, sí se toca el género.
A pesar de este pequeño apunte, ha sido (junto con el teatro de Lorca) un libro muy disfrutado, tanto por el planteamiento de la plaga como por su estilo conciso, directo y crudo sin pretensiones. Camus se va convirtiendo en uno de mis favoritos y seguiré leyendo sus obras.
En 2018 se cumplirán 120 años del nacimiento de Federico García Lorca, uno de los autores al que recurro constantemente. Sobre todo lo hago cuando he tenido una mala lectura y no sé muy bien por donde seguir por temor a que lo próximo que lea sea igual de decepcionante.
Entonces, cojo algún libro de Lorca que tengo por casa y leo, no necesariamente entero, pero lo justo para ponerme de humor.
Me he propuesto este año acercarme más a su obra y leer lo que todavía no ha pasado por mis manos, tanto de teatro como de poesía. Así también me obligo a incluir otro género distinto a la narrativa o el ensayo, que es lo que más suelo leer. No hay mejor manera de honrar a los escritores que leyendo su legado.
Algunos de los siguientes títulos ya los he leído y, por tanto, me dan alguna ventaja en el reto. Eso por ir siempre tarde y empezar en febrero.
POESÍA
Libro de poemas (1921)
Poema del cante jondo (1921)
Oda a Salvador Dalí (1926)
Romancero gitano (1928)
Poeta en Nueva York (1930)
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935)
Seis poemas galegos (1935)
Diván del Tamarit (1936)
Sonetos del amor oscuro (1936)
TEATRO
El maleficio de la mariposa (1921)
Mariana Pineda (1927)
La zapatera prodigiosa (1930)
Retablillo de Don Cristóbal (1930)
El público (1930)
Así que pasen cinco años (1931)
Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933)
Bodas de sangre (1933)
Yerma (1934)
Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)
La casa de Bernarda Alba (1936)
Comedia sin título (inacabada) (1936)
¿Algún enamorado más de Lorca en la sala? ¿Qué retos literarios os habéis propuesto vosotros este año? ¿Alguien se une a la causa?
Se fue enero, y con él, por fin, los retales que aún quedaban de las dichosas fiestas navideñas. Os cuento en este espacio (inaugurado hoy) las lecturas que me han acompañado este frío mes.
A rasgos generales, como veréis a continuación, he intentado enmendar la carencia que descubrí a finales de diciembre y que os conté en mi última entrada. Se trata de la poca variedad en cuanto a escritoras en comparación con escritores. También he empezado el año leyendo literatura contemporánea, cosa poco habitual en mi.
¡Al grano! Estas son mis lecturas del mes:
La noche en que Frankenstein leyó el Quijote, Santiago Posteguillo.
Un libro en el que cada capítulo cuenta una anécdota o dato referente a la literatura. Ya conocía alguna de estas historias pero otras me han dejado con la boca abierta. Además, a veces Posteguillo no desvela de quién está hablando hasta el final, lo que mantiene la atención y la intriga. Se devora rapidísimo si te gusta el tema. No me voy a extender mucho más porque ya escribí hace poco sobre él aquí.
El talento de Mr. Ripley, Patricia Highsmith.
Gracias a la propuesta de los chicos de La Milana Bonita, un programa radiofónico dedicado al fomento de la lectura (que os recomiendo con fervor), llegué hasta este libro. ¡Y qué descubrimiento! El género de esta obra, según la editorial Anagrama, se sitúa entre novela policíaca y novela negra, ambos desconocidos para mi.
En ella se cuenta la historia de Tom Ripley, un chico americano al que una proposición de negocio le lleva a protagonizar una trama de crímenes y estafa principalmente por Italia. ¿Qué tiene de particular? Que empatizas tanto con el asesino que no quieres, por nada del mundo, que sea descubierto. Mantiene la tensión durante toda la historia y, aunque claramente, Ripley es amoral, te engatusa hasta que te avergüenzas de tu grado de comprensión. Y lo mejor es que deja con ganas de más ¡Y hay más! 4 novelas le siguen a esta primera creando una serie/saga que tengo previsto degustar poco a poco.
Adaptación cinematográfica de El Talento de Mr. Ripley (1999)
Mi negro pasado, Laura Esquivel.
Es la segunda parte de la famosa novela Como agua para chocolate. Mi negro pasado es la historia María, una chica adicta a la comida que sufre varios golpes de una vez: una separación, la muerte de su madre y desprecio hacia su hijo por parte de sus familiares más cercanos. En esta situación aparece su «hada madrina» para salvarla de clichés innecesarios, su abuela Lucía. Personalmente, el tema abuelos, toca bastante mi sensibilidad y seguramente por ello me inundó una nostalgia absoluta al leerlo.
No es una gran novela ni creo que se convierta en libro de cabecera, pero sí es muy agradable de leer. Curiosamente es la misma opinión que mantengo de Como agua para chocolate, que leí hace ya unos años. Laura Esquivel, además, es uno de esos libros que incluye banda sonora para cada uno de los capítulos, cosa que me gusta bastante en las novelas cuando está bien hecho.
PD: Gracias Nadia
Estupor y temblores, Amélie Nothomb.
Primera toma de contacto con esta prolífica autora belga. Su obra es, en su mayoría, autobiográfica. Tiene un estilo frío y distante, lo que puede dar la sensación de que sus tramas toman un aire cómico.
Estupor y temblores narra el paso de una joven belga en una empresa japonesa y el choque con la cultura profesional asiática. Es entretenido y ágil pero, sinceramente, las reseñas que había leído lo situaban muy por encima de lo que en realidad me ha parecido a mi. Me gusta su estilo sin florituras (lo que más) y es curioso leer sobre la dedicación desmesurada de los japoneses a su trabajo, por encima de su vida personal.
Otras maneras de usar la boca, Rupi Kaur
Rupi Kaur es una joven poeta e ilustradora de origen paquistaní residente en Canadá que, tan solo con 22 años, publicó su primer libro «Milk and honey» traducido al español como «Otras maneras de usar la boca». Parece que «Leche y miel» no era un título lo suficientemente provocador.
Es un canto feminista para nuevas generaciones dividido en 4 partes: daño, amor, ruptura y cura. A mi creo que me ha pillado un poco tarde. Cuando quiero leer poesía, no es exactamente a esta poesía a la que me refiero. Salvando varios poemas no es el tipo de obra que me conmueve, pero reconozco que este libro puede ser un arma muy poderosa ya que denuncia temas muy importantes como el abuso sexual infantil, por ejemplo.
Hasta aquí mis lecturas de enero, ¿habéis leído alguna de estas obras? ¿Qué lecturas han acompañado vuestro último mes?
Puedo leer en casi cualquier sitio. En casa suelo hacerlo en el sofá o en la cama (muy original). Pero mi favorito, sin duda, la cama.
¿Marcapáginas o una pieza de papel al azar?
Ambas cosas y al azar siempre. Lo que encuentre más a mano. Sin preferencia.
¿Puedes parar de leer o tienes que detenerte al terminar un capítulo o un determinado número de páginas?
Intento dejar un capítulo terminado. Pero si no es posible (generalmente porque me quede dormida), tampoco me preocupa… Ya retomaré en cuanto pueda volver a la lectura.
¿Comes o bebes mientras lees?
SI. ¿Hay algo más placentero?
¿Ves televisión o escuchas música mientras lees?
No. Silencio.
¿Un libro a la vez o varios al mismo tiempo?
Soy bastante cambiante así que siempre tengo empezados varios libros y los alterno según me apetezca en cada momento.
¿Leer en casa o en cualquier parte?
Cualquier parte. Libro en la mochila, por si las moscas.
¿Leer en voz alta o en tu cabeza?
A veces me sorprendo leyendo en voz alta, pero eso suele ocurrir cuando tengo que releer algo que no he entendido a la primera. Normalmente leo en silencio.
¿Alguna vez lees páginas adelantadas o te saltas algunas?
Nunca. No le veo la gracia.
¿Romper el lomo o dejarlo como nuevo?
¿Eh?
¿Escribes en tus libros?
Sí, suelo anotar, subrayar y marcar. Me gusta hacerlo porque de un simple vistazo puedo localizar rápidamente mis impresiones. Intento, a ser posible, hacerlo a lápiz.