Tal era la pasión de Federico García Lorca por el teatro que lo definía como “la poesía que se levanta del libro para hacerse humana”.
Acercar las obras de la literatura clásica al pueblo fue una de las premisas que guiaron el nacimiento de La Barraca, la compañía de teatro universitario, creada durante la Segunda República, dirigida por el dramaturgo Eduardo Ugarte y el propio Federico.
Esta comparsa homenajea aquel proyecto ambulante desde el carnaval de Cádiz con este precioso pasodoble.
La luna gira en el cielo
sobre las tierras sin agua;
mataron a Federico,
mataron a Federico;
cinco de la madrugada.
Yo me subí a un pino verde
a ver si los divisaba;
el aire trajo la muerte
del poeta de Granada.
En el café de Chinitas,
entre Paquiro y Frascuelo,
y mirando fijo al cielo,
intentaba brindar por tí.
Un muñeco, yo sólo soy un muñeco,
que ha quedado en su Barraca
con cien años de recuerdos.
Por los teatros del mundo,
entre romances y cantes,
y entre aromas de canela,
siguen tus Bodas de Sangre,
siguen tu Bernarda Alba
y Marianita Pineda.
Que yo me la llevé al río,
creyendo que era mozuela,
pero terminé llorando
con Rosita la soltera.
Preciosa tiró el pandero
y buscó sin descansar
al Antoñito el Camborio
para decirle al oído
que se llevan al poeta,
que llevan a Federico
para enterrarlo con sus poemas,
para su pluma borrar.
Verde que te quiero verde,
verde viento verde rama,
siempre sonarán los versos
del poeta de Granada,
al que rompieron el alma,
al que rompieron el alma,
al que rompieron el alma
una oscura madrugada.